Entre el 1 y 6 de abril de 1987, Juan Pablo II realizó su única e histórica visita a nuestro país, transformándose en el primer Sumo Pontífice en llegar a Chile. Éste llegó cerca de las 4 de la tarde a nuestro país y después de bajarse del avión se arrodillo y beso el suelo. Este viaje no estuvo lejos de las polémicas pues es esos momentos Chile estaba bajo la dictadura militar; durante su estadía en Chile tuvo varios encuentros con representantes de la Iglesia Católica de Chile, con representantes de las víctimas del Golpe Militar y también visito la Moneda donde sostuvo una charla con Augusto Pinochet (General y Comandante en Jefe de la Fuerzas Armadas de la época).
En su encuentro con los jóvenes el 2 de abril en la noche, pudo escuchar sus testimonios, los cuales dejaban ver los pensamientos de estos y sus vivencias; además esta misma noche pronuncio una frase que quedo marcada en la historia “No tengáis miedo de mirarlo a Él” (señalando una imagen de Jesús). También su visita estuvo marcada por los actos de violencia ocurridos durante algunos actos con grandes convocatorias.
Finalmente se fue el día 6 de abril y se despidió de los chilenos con las siguientes palabras:"Quisiera que vuestro recuerdo de mi peregrinación apostólica, sea un llamado a la esperanza, una invitación a mirar hacia lo alto, un estímulo para la paz y la convivencia fraterna. Porque os he visto, sé que si os decidís, podéis realizar ese empeño. Durante estos días nos hemos sentido más unidos, más hermanos, y es que el amor de Cristo se ha hecho presente con fuerza en nuestros encuentros, nuestra oración, vuestras Iglesias y calles, en vuestros hogares. Ahora, en el momento de partir, deseo repetiros que os llevo en el alma, os pertenecen mis plegarias, son mías vuestras esperanzas y ansias, son míos vuestros anhelos y gozos, porque contáis con la gracia de Dios y con el maternal afecto de la Virgen del Carmen, Madre y Reina de Chile”
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